jueves, 18 de noviembre de 2010

OTTO DIX

Otto Dix (1891-1968) fue en pintura lo mismo que era en literatura Erich María Remarque (autor de Sin novedad en el frente). Con una lucidez despiadada y casi fotográfica describió las miserias, las infamias y la monstruosa estupidez de la guerra. Su serie de 50 grabados titulada Der Krieg ("La guerra") es uno de los más enérgicos alegatos antibelicistas que ha producido el siglo XX. Su tríptico Metrópolis (1927) es una denuncia de la triste soledad de los seres humanos en las grandes ciudades y del cinismo de la vida nocturna, a la manera de las óperas de Bertolt Brecht y Kurt Weill, que son de los mismos años.


TRIPTICO METRÒPOLIS


                      “COMO SI UN DIA TODO FUERA A ESTALLAR EN PEDAZOS…”

Cuando Otto Dix (1891-1969) terminó el Tríptico de la Gran Ciudad (181 x 403 cm.), los “locos años veinte” estaban en pleno apogeo. Todo Berlín se movía al ritmo del shimmy, el charlestón y el claqué, y el jazz había llegado hasta la ópera. Sin embargo, los efectos de la guerra perdida todavía se dejaban sentir diez años después del armisticio: los veteranos mendigando en las calles, los tullidos y las víctimas de la inflación contrastaban brutalmente con el frenesí y la sed de diversión de la gran ciudad. Dix ha plasmado esta oposición en su retablo profano; el artista tampoco podía olvidar el frente.


LOS 7 PECADOS CAPITALES

Dix interpreta en este lienzo la situación política de Alemania. En un primer plano una harapienta recoge dinero del suelo. Es la figura de “La Avaricia”, en sus espaldas se encuentra “La Envidia”, un hombrecito ridículo con aspecto infantil que recuerda al dictador. Detrás “La pereza” está representada como un esqueleto que habla de la falta de preocupación del pueblo alemán y que el artista consideraba causa de la toma del poder nazi. Y detrás, de izquierda a derecha están “La Ira” , El Orgullo, La Gula, y La Lascivia.

INVÁLIDOS DE GUERRA 1920
En esta obra se representa de una forma sarcástica a tres jugadores de cartas, más bien despojos humanos de la guerra, son cuerpos amputados, en donde la carne se une con el metal, dando lugar a deformaciones que rozan el esperpento tal y como lo trataba Valle-Inclán, pero su crítica se centra sobre todo en el estamento militar, en el que nunca creyó, de ahí que lo que represente sean militares, uno de ellos porta la esvástica nazi.
Seguramente, Dix junto con Goya hayan sido los pintores más críticos en contra de la guerra y la barbarie humana en la época contemporánea, y aún hoy sus obras están de rabiosa actualidad.














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